El puzzle de las infraestructuras

White Paper

¿En la nube, en local o en formato híbrido?

Cuando la gente oye hablar del concepto de trabajo en remoto, producción remota o workflows en remoto, a menudo asocian estos términos con entornos de trabajo en la nube. De hecho, en esta nueva era post-Covid, son muchos los proveedores de tecnología que animan a las compañías de broadcast y media a migrar sus soluciones a la nube para conseguirlo. Pero en realidad, trabajo en remoto y cloud no son lo mismo, aunque sí están muy relacionados.

Las soluciones en la nube pueden aportar a las empresas de broadcast y media grandes ventajas a nivel de negocio, pero también ciertas inquietudes en función de cuáles sean sus objetivos comerciales y la naturaleza de su operación. Los costes, seguridad y fiabilidad son tres aspectos fundamentales que cualquier empresa debe tener en cuenta a la hora de plantearse alojar sus soluciones y flujos en la nube, pero esto no implica que no se pueda trabajar en remoto o a distancia sin ella.

Por suerte, todo el conjunto de soluciones y productos que ofrecen algunos proveedores de tecnología como VSN se pueden configurar para acceder a ellos en remoto, ya sea en entornos en local o en la nube. Es decir, son totalmente agnósticos a uno u otro entorno y pueden incluso proporcionar a sus clientes una configuración intermedia de tipo híbrida, con datos distribuidos en ubicaciones físicas y en la nube.

En última instancia, ofrecer flexibilidad al usuario en términos de cómo quiere estructurar su red es nuestra principal preocupación. Por ello, presentamos en este white paper algunas consideraciones técnicas, operacionales y financieras que se deben valorar y tener en cuenta a la hora de apostar por un tipo de inversión u otra. Entender y sopesar los beneficios y desventajas que puede ofrecer cada variable resulta esencial para conseguir maximizar el beneficio que obtenemos por cada dólar o euro invertido.

Soluciones en la nube, externalizar servicios a costa de un menor control

La decisión de mantener los datos, contenidos y operaciones de nuestra empresa broadcast y media en entornos en local o en la nube supone buscar el equilibrio entre preocupaciones contrapuestas: inversión en infraestructura inicial frente a pagos continuos, seguridad interna frente a la de sistemas externos, relevancia de mantener un almacenamiento físico de datos y copias de seguridad o no, etc.

¿A qué nos referimos con tener nuestra instalación u operación en la nube? Sencillamente, a contar con una red de servidores externos y en remoto (centros de datos) para acceder bajo demanda al software y a los datos o ficheros de media que deseemos.

Esta red de servidores podría albergar, por tanto, no sólo las tradicionales soluciones de almacenamiento y archivo que suelen venir a la mente al pensar en instalaciones cloud, sino también todas las operaciones del ciclo de vida de la media (desde programación de contenidos hasta producción, edición, transcodificación, orquestación de flujos, envío e intercambio de ficheros e incluso la emisión y publicación de contenidos). 

Estas soluciones en la nube típicamente se ofrecen bajo modelos de negocio de tipo servicio o SaaS (Software as a Service). Los clientes, en ocasiones denominados “tenants”, pagan una suscripción fija mensual o anual, en función del plan de uso o paquete que escojan. Con ello, se benefician del acceso casi instantáneo a través de un simple navegador web a una herramienta que no requiere invertir en ningún tipo de coste adicional por compra de hardware, actualización de software o mantenimiento del sistema. Todas estas tareas quedan en el tejado del proveedor de servicios.

A nivel financiero, esta posibilidad de realizar pagos recurrentes abre también la puerta a nuevos modelos de negocio más flexibles para los clientes, basados en gastos de tipo OPEX (Operating Expenses) que se imputan como parte de las operaciones diarias de la compañía para mantener su actividad (similar a pagar las facturas de suministros como la electricidad). Asimismo, estos gastos fijos recurrentes les ofrecen una mayor flexibilidad a la hora de realizar los pagos, pudiendo saber por adelantado las cantidades fijas que tendrán que abonar mes a mes o año a año, en contraposición con las soluciones en local que habitualmente requieren realizar grandes desembolsos económicos por adelantado.

La principal desventaja que suelen presentar este tipo de instalaciones en la nube es el coste. Pese a todo lo óptimas que pueden resultar para poner en marcha nuestras operaciones de manera rápida y con una inversión inicial mínima, a largo plazo se ha comprobado que algunas soluciones pueden resultar mucho más económicas para los clientes en formato on-premise. Algunos de los procesos que pueden incrementar el coste de una instalación en la nube drásticamente son, por ejemplo, los flujos de transcodificación en vivo, el almacenamiento de un gran volumen de ficheros o de ficheros pesados, el rendimiento del sistema (cuanto mayor sea el rendimiento que necesitamos, mayor será el coste) o el tráfico de datos y ficheros que han de intercambiarse y transferirse (sobre todo cuando no se procesan en la misma localización en la que se almacenan).

Además, dependiendo de si se opta por un servicio cloud de tipo público o privado, surgen también otras consideraciones importantes como la seguridad, control y privacidad que se tiene sobre los contenidos y procesos.

Ventajas y desventajas de las soluciones en la nube

  • Costes de mantenimiento bajos: el proveedor o proveedores del servicio corren a cargo con todos los gastos de hardware, software, infraestructura, mantenimiento y actualización. No obstante, dependiendo de los flujos de trabajo y el uso que queramos hacer del servicio, merece la pena calcular el coste final que tendría alojar la solución en la nube frente a tenerla en local.
  • Escalabilidad: con unos pocos clics permiten ajustar la capacidad de almacenamiento y procesamiento de datos para hacer frente a picos puntuales de trabajo que puedan darse o para ajustar la utilización de recursos a las necesidades de la empresa.
  • Flexibilidad y trabajo colaborativo: gracias al fácil acceso que ofrecen a los sistemas, son idóneas para equipos internacionales deslocalizados que han de colaborar entre sí y contar con un acceso compartido a todos los recursos, procesos y tareas de la empresa.
  • Fiabilidad: al estar accediendo a un servicio externo que cuenta con multitud de servidores disponibles y redundados, la posibilidad de fallo se reduce.
  • Seguridad y privacidad: aunque existe la posibilidad de contratar un servicio en la nube privado para uso exclusivo de una empresa, la privacidad y, sobre todo, la seguridad de los datos y contenidos siempre será mayor si se almacenan en servidores en local en las instalaciones de la propia compañía.
  • Menor control y personalización: la personalización del entorno de trabajo y las posibilidades en cuanto operaciones y flujos siempre serán menores en entornos públicos en la nube que en privados, que a su vez también ofrecen menos posibilidades respecto a instalaciones en local. Por tanto, cuantos más activos se tengan en propiedad, mayor será el control y la personalización que se puede realizar sobre estos.
  • Mayor impacto ante caídas del sistema: aunque la fiabilidad de estos servicios es alta y cada vez mayor, ante una eventual caída del sistema, los clientes dependen única y exclusivamente de la capacidad de reacción del proveedor de servicios. En este caso, las instalaciones en local redundadas ofrecen una mayor seguridad y permiten que las compañías puedan seguir con su emisión y actividad sin verse impactadas.

Soluciones en local, mayor control pero menor escalabilidad

Las soluciones instaladas en local también ofrecen ventajas interesantes. Son el método tradicional en el que se han instalado y operado los sistemas en broadcast y media durante décadas y básicamente, permiten que las compañías organicen internamente sus assets, datos, servidores, equipos y software como prefieran.

Este tipo de instalaciones requieren contar con servidores o equipamiento físico en las propias instalaciones de la empresa o como alternativa, también se pueden externalizar alquilando máquinas a un centro de datos externo al que se le pagaría el alquiler y uso exclusivo de esos servidores. En cualquier caso, si optamos por montar nuestra propia infraestructura, deberemos tener en cuenta una serie de costes importantes de electricidad, mantenimiento y seguridad o protección de los equipos ante posibles ataques informáticos. Además, muy probablemente será necesario actualizar el hardware cuando se decida actualizar los sistemas de software simplemente porque conforme el software va evolucionando, se suelen necesitar equipamientos más potentes para que los sistemas funcionen de forma fluida.

No obstante, las soluciones en local son, sin duda, la mejor alternativa en aquellos casos en que se desee tener un mayor control sobre los sistemas, una mayor seguridad y privacidad de los datos y contenidos almacenados o una configuración redundada para garantizar en todo momento la emisión ante caídas del sistema o circunstancias excepcionales (disaster recovery). Igualmente, son idóneas en aquellos casos en que las tareas y procesos que se vayan a realizar sean intensivos en consumo de CPU, ancho de banda y almacenamiento, o cuando se requiera una gran capacidad de personalización de los sistemas para adaptarlos a la operativa diaria y a las necesidades específicas del cliente.

La inversión en soluciones de este tipo también cuenta con ciertas particularidades en el ámbito financiero. Aunque en algunos casos la solución pueda resultar más económica a largo plazo que realizar la misma instalación en la nube, se debe tener en cuenta que requerirá siempre hacer un desembolso económico inicial muy superior que se deberá ir amortizando con el paso de los años. Igualmente, este tipo de instalación también lleva aparejados una serie de gastos extra (equipamiento, actualización de los equipos, mantenimiento, etc.) que en el caso de la nube se eliminarían por completo. 

Llegados a este punto, es normal pensar que hemos olvidado mencionar la incapacidad de realizar trabajo en remoto con estas soluciones. ¿Resulta imposible hacerlo si se dispone de una instalación en local? La respuesta es no. De hecho, la solución pasaría sencillamente por enviar a la empresa proveedora de los sistemas la lista de puertos a abrir para permitir la conexión remota al departamento de IT de su empresa y poder configurar el enrutamiento en concordancia desde allí. La ventaja de este proceso es que puede mantener un mayor nivel de control sobre las operaciones y se puede elegir la configuración de red que más convenga.

Ventajas y desventajas de las soluciones en local

  • Mayor control y privacidad: ofrecen el máximo nivel de control a los clientes, permitiendo que la compañía pueda acceder 24/7 a sus equipos y sistemas si fuera necesario realizar cualquier intervención. En el caso de la privacidad de datos, esta dependerá en buena medida de cómo decida la compañía construir y operar su propia infraestructura y redes de seguridad, de las que sólo deberá tener conocimiento y acceso restringido el personal interno.
  • Uso ininterrumpido y mayor rendimiento: este tipo de instalaciones pueden funcionar sin necesidad de contar con una buena conexión a internet, lo cual resulta especialmente útil para equipos que realicen tareas cruciales dentro del canal, como la emisión o la automatización de continuidad o playout. Además, si se necesita que múltiples usuarios accedan a la vez y operen un sistema a pleno rendimiento, la opción de tenerlo instalado en local puede ser más fiable, efectiva y también económica a largo plazo.
  • Mayor personalización: las soluciones se pueden adaptar a los procesos, requisitos técnicos y necesidades legales específicas de cada cliente. 
  • Recuperación y back up: se necesita planificar la realización de copias de seguridad de la información regularmente para evitar pérdidas de datos ante posibles problemas que impacten a la operación (por ejemplo, desastres naturales). No obstante, con soluciones en redundancia se garantiza que la empresa pueda seguir operando con normalidad si los equipamientos principales fallan en un momento dado.
  • Mayor inversión inicial y costes extra: para poner en marcha las soluciones es necesario hacer mayores desembolsos iniciales que se irán amortizando en el tiempo. Además, cuentan con ciertos costes añadidos (equipamiento, mantenimiento, actualización de sistemas, suministros, etc.) que en las soluciones externalizadas en la nube desaparecen. No obstante, incluso este tipo de gastos CAPEX (Capital Expenditure) o grandes inversiones iniciales pueden ser financiados en cómodos plazos. En cualquier caso, este modelo de financiación y negocio es una propuesta que queda a discreción de los proveedores de tecnología.
  • Puesta en marcha lenta: al contrario de lo que sucede con las soluciones en cloud, que pueden empezar a utilizarse casi instantáneamente, tan pronto como se contratan, aquí se ha de contar con que el período de instalación y puesta en marcha de los sistemas será superior (más aún en el caso de que se hayan solicitado desarrollos personalizados).

Soluciones híbridas, lo mejor de los dos mundos

Cuando se habla de soluciones híbridas, muchas compañías piensan equivocadamente que estas son solo una forma de transición o paso intermedio antes de cambiar a una solución 100% en la nube, aunque nada más lejos de la realidad.

Las soluciones de tipo híbrido combinan ciertos sistemas y equipamientos en local y propiedad de la compañía con otras soluciones o sistemas externalizados bajo un modelo de servicio en nube pública o privada. Son un tipo de instalación que habitualmente resulta mucho más económica y optimizada desde el punto de vista de la inversión, a la vez que garantiza un rendimiento, control, escalabilidad, disponibilidad de recursos y fluidez de trabajo muy superior en algunos casos al de los formatos 100% en la nube o en local.

Las soluciones híbridas suelen ser una opción muy interesante en migraciones de equipos o soluciones (para minimizar su impacto en la operativa del canal), ante cambios bruscos y regulares en la demanda de contenidos o en aquellas situaciones donde se quiere reducir el riesgo de cambiar de un proveedor a otro en el futuro. Es decir, ofrecen gran flexibilidad y permiten que los clientes no estén atados a unos sistemas o servicios determinados bien porque la inversión para adquirirlos fue muy elevada, bien porque la migración de un servicio en la nube a otro es muy compleja y costosa.

A grandes rasgos, el formato híbrido combina las ventajas que ofrecen las instalaciones en local a nivel de seguridad, privacidad y control de las operaciones, con los beneficios de la escalabilidad y el fácil acceso de los servicios en la nube. Por ejemplo, las empresas broadcast y media podrían decidir almacenar datos cruciales, contenido de alto valor añadido o simplemente los ficheros de vídeo de mayor resolución y más pesados en equipamientos en local no accesibles desde fuera de las instalaciones de la compañía. También podrían destinar estos equipamientos a todos aquellos procesos intensivos en consumo de CPU y ancho de banda que puedan derivar en problemas de latencia.

Por su parte, otras operaciones diarias menos críticas o flujos de trabajo en baja resolución como el envío de contenido por IP, la inserción dinámica de anuncios, los servicios de inteligencia artificial, las analíticas de grandes volúmenes de datos o el almacenamiento de contenido proxy podrían ser hospedadas en la nube para ofrecer más flexibilidad a los usuarios, centralizar funciones y soportar mejor los picos puntuales de mayor demanda de contenidos. De esta forma, las compañías sólo tendrán que pagar más por el uso que hagan de estos servicios durante un cierto período de tiempo.

En resumen, este tipo de instalaciones resultan un muy buen aliado para mantener los costes bajo control y obtener el máximo rendimiento y resultados de cada entorno de trabajo, adaptando la infraestructura según las necesidades de la empresa para cada tipo de proceso, tarea o área de trabajo. El único punto esencial para que toda la arquitectura híbrida funcione correctamente será asegurar una integración robusta y fluida entre ambos entornos.

Hay muchas consideraciones a tener en cuenta cuando se busca la solución que mejor encaje con nuestro modelo organizativo como empresa y también con nuestro modelo de negocio. Ya sea en la nube, en local o en un modelo híbrido, hoy más que nunca la industria broadcast y media ha de estar preparada para ser flexible, resiliente y ágil a la hora de dar respuesta a los cambios en la demanda de contenidos. Por ello, plantearse qué tipo de infraestructura nos permitirá trabajar mejor según las peculiaridades de nuestra empresa resulta fundamental.

Si no sabes por dónde empezar a valorar qué tipo de instalación podría encajar mejor en tu compañía, te proponemos que te plantees las siguientes preguntas: ¿qué infraestructura está utilizando la empresa en la actualidad?, ¿es capaz la empresa de expandir su infraestructura fácilmente si sus necesidades cambian?, ¿preocupa la escalabilidad de los sistemas?, ¿tiene la empresa planes de ampliación de la infraestructura?, ¿qué necesidades de almacenamiento y rendimiento o computación tiene?, ¿qué estrategia de negocio tiene para el futuro?, ¿le interesaría pasar de un entorno de costes tipo CAPEX a un modelo OPEX?

Todas estas cuestiones podrán orientarte mejor para calcular el Coste Total de la Propiedad o TCO (Total Cost of Ownership) que determina los costes directos e indirectos, así como los beneficios que llevaría aparejados apostar por un tipo de instalación u otra. De todos modos, si no tienes claro por dónde empezar o qué modelo de instalación podría adecuarse mejor a las necesidades de tu compañía o canal, no dudes en contactar con nosotros a través de la dirección sales@vsn-tv.com.

En conclusión, no hay una respuesta correcta o incorrecta a esta dicotomía entre cloud y on-premise, sino tan sólo una oportunidad para diseñar una solución que satisfaga al 100% las necesidades de tu empresa de la manera más eficiente, económica y eficaz posible.

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